jueves, 22 de diciembre de 2011

Lo silenciaron...

 


La situación es tan delicada que ni los maniquíes se salvan. A éste lo llamaremos Pedro para proteger a los inocentes.
Resulta que Pedro trabaja en uno de los puestos del tianguis clandestino de la avenida San Cosme, donde diario se pueden ver disputas por el control del modelaje de chamarras “Versache”, playeras “Andoencombie” y jerseys “Fuma”. La situación es tan caliente que todos los días hay levantones, pues nadie se atreve a dejar su mercancía en el puesto durante la noche.
La cosa es que Pedro, de cuerpo atlético, piel apiñonada, nariz respingada y labios botox-free (su plástico es natural), fue generando envidias entre las botargas, medios maniquíes y simples bustos alrededor, en especial durante verano, pues la prendas pegadas le sientan tan bien que los caminantes se imaginan vistiéndolas, sin importar que su forma sea más parecida a la de un aguacate gigante que a la de un figurín.
Nadie sabe nada, pero de viernes para sábado, Pedro fue encontrado en el suelo y con un tiro de gracia. No había letreros de ninguna mafia ni signos de tortura, pero desde entonces Pedro luce un tremendo agujero a la altura de la sien y diversos raspones que dejan ver la resina plástica de la que está hecho, marcas de por vida que le restan atractivo.
Probablemente esté amenazado, pues no ha querido declarar ni emitir palabra desde entonces. Un silenciado más; qué situación, qué situación…

jueves, 15 de diciembre de 2011

Atrapado sin salida


1.    Desayunas tacos de huevo con chorizo, chilorio y frijoles porque el día es largo y la comida en el parque de diversiones es carísima.
2.    Haces fila de cuatro horas y media a pleno sol; la sombrita queda justo al lado de la fila.
3.    ¡Llega tu turno! Te subes al carrito y una barra de metal de 48 kilos te presiona la boca del estómago mientras tus piernas se doblan en tres para entrar en el habitáculo.
4.    Te suben despaciiito, despacito para relajarte, luego de golpe te sueltan y todo tu sistema digestivo queda suspendido en punto A mientras el resto de tu cuerpo ya pasó por punto B, C y D.
Pregunta: ¿Quién no “gomita” en tan salvaje situación?
Los parques de diversiones pueden sustituir sin problema a los interrogadores de la PGR, pues invariablemente terminas con la espalda fregada, dolor de cabeza, las costillas flotantes incrustadas en el yeyuno, las piernas acalambradas, un temblor trepidatorio en las pupilas y con más moretones que bailarina de teibol. Eso sí, nos dejan una sonrisa entre idiota y placentera por varias semanas.
Pero el peor terror en un juego mecánico no lo provoca ni la velocidad ni la gravedad, sino notar que la chava de rosa del asiento de adelante cierra los ojos, se pone blanca y comienza a tener espasmos estomacales involuntarios mientras grita a su copiloto “¡creo que quiero guacareaaar!”
Atrapado sin salida.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Concreto vs. semilla


Y que le dice la casa a este árbol “quítate” y que le dice el árbol “no me quito” y que sigue la discusión y que la constructora saca la revolvedora y el árbol las raíces…
Perdón, mi relato inició como capítulo de “Infieles” en la “Confrontación”. Lo que yo quise decir –si presidentes y ex presidentes tienen voceros para corregir pendejadas, ¿por qué yo no?- es que, por fortuna, no todos los contratistas y arquitectos son canallas y viles con la naturaleza, todavía hay uno que otro que respeta.
Estas dos manifestaciones humanas conviven pared contra corteza en una colonia de suburbio y se ven retechulas; es la prueba de que “todo cabe en un terrenito, sabiéndolo acomodar”. No sé ustedes, pero yo sentí un ligero confort al ver cómo no nada más subsisten casa y planta, sino que se conjugan para dar una cara armónica al vecindario.
Ahora que, si nos ponemos Chapoy, podemos encontrarle ángulos fascinantes para el mitote a esta aparentemente sana convivencia: ¿No se colarán los moscos al cuarto del niño? ¿No se secarán las raíces por el contacto diario con el cemento? No vaya a ser que un malora se cuele por la ventana del baño del estudio…
Mientras en mi cabeza se dan todas las posibilidades de chisme, los habitantes del inmueble seguro están a gusto con este arbolote en forma de brócoli cubriendo parte de la fachada.