lunes, 26 de julio de 2010

¿Cómo se verán sin maquillaje?

En el desfile del Orgullo Gay de 2009 estaba ella… él… esta persona. No sé si fuera mejor un desfile o un desinfle para ella… él… esta persona.

En fin, que en el divertido y pintoresco evento se apersonaron la doble (de cintura) de Divine, conocido personaje ambivalente del High Energy, la del vocalista de The White Stripes versión hardcore y la de atrás en la foto, que debe ser la doble de Mick Jagger en los años 70 o de Dolly Parton hace tres días.

Lo mejor de esta imagen es lo que no se ve, por ejemplo, un carro alegórico con Los Osos, hombres gays tipo motociclista de Harley-Davison, pelo en pecho y medias de seda; un chavo vestido de Chimalpopoca con atuendo de guerrero flamingo, varias mujeres de Lesbos, feas pero viriles, y una enorme bola de babosos a la que me sumé para confirmar que no nada más los charros y los indios Zacapoaxtlas tienen vestimentas de Los Muppets.

Volviendo a The Supremes, o sea, a los tres hombres… mujeres… personas de la foto, quiero reconocer su valor: No cualquiera recorre la avenida más importante de la ciudad de México con tanto porte y convicción (nuestros partidos políticos desearían seguidores así de fervientes… y ardientes). Es más, se requiere una actitud temeraria para dejarse tomar fotos en las que lo más estético es el tráiler del fondo.

martes, 20 de julio de 2010

Árbol cachondo

No sé si a todos los que vean esta foto les pase lo mismo, pero yo vi las raíces expuestas de este inocente árbol y comprobé que son eróticos, los arbolitos…

Hace falta un poco de suciedad mental, lo acepto, para irse por este camino mental: Vaya, es que se me ocurrió que son raíces que están desnudas; la mayor parte de los árboles son pudorosos y no andan mostrando sus cositas así, tan al aire. Esconden todo lo escondible para que a los simples mortales nos cueste tanto trabajo notarlas que tengamos que escribir poemas o capturar con el celular la escena citadina.

Pero lo más importante no es el lado cochino del asunto, sino que, en su conjunto y mirado en blanco y negro, esas protuberancias naturales parecen estar abrazándose entre sí con cariño; se entremezclan con la tierra, se cachondean, tallan dulcemente sus extremidades mientras el aire sopla apenas. Juro que este texto no lo saqué de una revista porno barata.

Es complicado ponerse un tanto bucólico en las inmediaciones de Coyoacán a una cuadra de un puesto de tacos de canasta, pero el mediodía de un domingo tiene “capacidades diferentes”. Una mente extraviada es capaz de clavarse en nimiedades, si no me creen, pregúntenle a cualquier pacheco.

domingo, 18 de julio de 2010

Como de Pink Freud...

Que me descuido y ¡madres! Me salió esta foto rara; me encanta porque no tengo peregrina idea de lo que quise fotografiar, pero sí sé lo que tomé: Tequila. Si el agave provoca esto, entonces lo seguiré ingiriendo sin medida.

Me encantan los cielos abiertos y las tomas en perspectiva, especialmente las edificaciones, cimientos y torres de metal que pregonan que algo va a ser construido en breve. Ese día viajaba en San Luis Potosí con mi novia en un taxi, me acuerdo, lo que no me queda claro es dónde ni cómo ni cuándo… Esto es lo maravilloso; simplemente tengo la imagen más en mi cabeza que en un archivo del celular y me mueve un shingo; siento como que fue un día que no me dejé ser yo, es decir, que me solté todito, por eso la foto salió tan extraña.

Quiero mencionar dos cosas: En primera, el “aceite” que se ve abajo a la mitad de la foto, lo que indica que NO SOY FOTÓGRAFO, y lo segundo es que… ¿qué chingados se atravesó entre el faro, los postes de luz y el sol? Ya sé que fue un avión de propulsión, pero lo más weirdo es que no lo notamos hasta que lo vimos en la pantalla de la computadora.

¿Será que las cosas más maravillosas de la vida se apresentan sin avisar y sin explicación?

Seguro no es un OVNI de los de Maussan, no obstante, la gráfica me sigue llenando de emoción durante varios minutos intercalados de mi vida.

domingo, 11 de julio de 2010

Árboles de fondo... de pantalla

Todos los días están los árboles por encima de nosotros, cualquiera como yo puede alzar la cara y tomar una foto. Ésta en particular tiene como virtud que fue en un día bueno, uno désos en los que nada nos cambia el buen humor.

Los troncos se muestran negros como trazo en PhotoShop, casi plásticos, carentes de vida e ingrávidos, pero algo en ellos nos dice que la vida les recorre sus betas. Quizás sea la combinación con el azul normal de cielo lo que resalta su oscurecimiento y les da personalidad.

Para la gente normal como nosotros, los árboles crecen nomás porque crecen, pero si nos detenemos un poco a natosear, es decir, a dejar que nuestros pensamientos sean nata y nos dejen en la superficie lo más sabroso de la leche de nuestras existencias, encontraremos que las ramas y sus hojas y son objeto de culto, incluso representación de nuestro devenir.

Oooora, me puse fértil.

El chiste es que, el martes que tomé la foto, iba caminando por una calle como hay decenas en la ciudad, pero me tropecé y voltié pa’rriba como reacción. Pensé en ese momento, “Chidos los arbolitos, ¿qué estarán pensando?”

Nada pensaban los árboles, pero yo imaginaba por ellos. El resultado es la foto.

domingo, 4 de julio de 2010

"Mírame a los ojos"

Yo no sabía si este burro me intentaba hipnotizar o si estaba reconociendo rasgos de familia en mi cara, pero se me quedo viendo fijamente.

En primera instancia pensé que traía la barba de Peter Gabriel o del vocalo de Bersuit Vergarabat, pero en un segundo vistazo confirmé que era parte de la cuerda alrededor del cuello; entonces recordé que, mientras yo estaba de vacaciones en un lugar alternativo de Querétaro, él estaba trabajando. Seguramente trabaja más de doce horas y no tiene muchas gratificaciones; es posible, a partir de su flacura, deducir que su alimento y el de su dueño es escaso. Entonces dejé de pensar por un momento; comenzaba a sentirme simbólico y reflexivo en un momento inadecuado, por eso dejé al burro para continuar por la carretera.

La mayor parte de la gente tiene a los caballos, delfines, leones o perros como animales preferidos; yo por mi parte prefiero a los binturongs (sí existen), a los tigres blancos y a los burros; estos últimos me caen bien porque son aguantadores y fieles, tienen una bella mirada de resignación y no se parecen en nada al pinche burro de Chrek.

En el momento de la foto, esperaba de corazón que me dijera el animal “vete, no hay bronca, voy a estar bien”, pero los burros no son tan brutos y saben que, si llegan a hablar, muchos alcaldes, publicistas y abogados tendrían una seria competencia profesional.