domingo, 11 de julio de 2010

Árboles de fondo... de pantalla

Todos los días están los árboles por encima de nosotros, cualquiera como yo puede alzar la cara y tomar una foto. Ésta en particular tiene como virtud que fue en un día bueno, uno désos en los que nada nos cambia el buen humor.

Los troncos se muestran negros como trazo en PhotoShop, casi plásticos, carentes de vida e ingrávidos, pero algo en ellos nos dice que la vida les recorre sus betas. Quizás sea la combinación con el azul normal de cielo lo que resalta su oscurecimiento y les da personalidad.

Para la gente normal como nosotros, los árboles crecen nomás porque crecen, pero si nos detenemos un poco a natosear, es decir, a dejar que nuestros pensamientos sean nata y nos dejen en la superficie lo más sabroso de la leche de nuestras existencias, encontraremos que las ramas y sus hojas y son objeto de culto, incluso representación de nuestro devenir.

Oooora, me puse fértil.

El chiste es que, el martes que tomé la foto, iba caminando por una calle como hay decenas en la ciudad, pero me tropecé y voltié pa’rriba como reacción. Pensé en ese momento, “Chidos los arbolitos, ¿qué estarán pensando?”

Nada pensaban los árboles, pero yo imaginaba por ellos. El resultado es la foto.

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