jueves, 28 de octubre de 2010

Horror a quien horror merece

Pensé que nunca escribiría esto, pero sí: Existe en la vida algo más feo que las carpetitas tejidas para mesa de centro, y es este animal. ¿Qué pensaba la Madre Naturaleza cuando diseñó este ejemplar, estaba cruda?

Acepto que este ángulo –tres cuartos de espalda- no le ayuda en nada, pero nótese por favor que la bestia tiene tres pestañas tipo clavo de pulgada y media, orejas y cuello humanescos, pelo en pecho y una joroba digna de carretera michoacana que, además, no embona con el resto del cuerpo. Lo más desquiciante, que por desgracia no se ve reflejado en la foto, es la mirada de carnicero turco que se carga el animalito; si lo ves a los ojos, se te paraliza media cara.

Quise encontrarle virtudes estéticas, pero no me dio tiempo: También su excremento es espantoso.

Si yo fuera este buey almizclero, dudaría de la existencia de Dios y le pediría una audiencia para presentar mi más profunda queja, ¿por qué no le tocó ser una capibara, un gato egipcio, una medusa, un colibrí o, por lo menos, una zarigüeya?

La única gracia que le concedieron los dioses fue evitar todo tipo de reflejos en el zoológico donde se encuentra, vaya, creo que ni el lago de Africam Safari tiene el temple suficiente como para devolverle su imagen cuando se acerca a beber, es un acto de mínima compasión. La naturaleza es fea, pero sabia.

jueves, 21 de octubre de 2010

Botero a través de una botella

Un día en un museo de Bogotá con mi novia, mi mano dejó de ser mía y se hizo copia de una gran mano de Botero. No es que yo quisiera, pues todo lo boterense es rechonchiforme. Simplemente sucedió.

Meses después de la foto que está usted mirando, noté que mi mano perdía sus características de origen y que lentamente se transformaba en una extremidad abotagada, rebasada, colosal… Una mano de Carstens. No me apeteció. Sentencié maldiciones. Conjuré brujerías.

Ya más tranquilo puse atención a la imagen para entender lo sucedido, gracias a esto caí en cuenta de que no era yo: Todo el entorno ese día estaba hinchado. Recuerdo ahora que los visitantes del museo eran globos de Cantoya, que las calles alrededor parecían vistas a través de una burbuja o de una bola de cristal y que Bogotá misma era una exageración, una alegoría de sí misma.

Entonces desperté. La cruda de aguardientillo de Barranquilla se hizo presente y prometí no volver a beber en aquella ciudad, no por lo menos rodeado de cosas o personas que corran el riesgo de ser infladas por mi imaginación, que no necesita mucho para divagar.

La mano original, por cierto, es de metal y no se ha registrado hasta el momento un ensanchamiento en el palmar, distal o dorsal. Todo en orden.

domingo, 10 de octubre de 2010

Cri-Crí en Xochimilco

No hay duda: O es La Muñeca Fea de Cri-Crí, o una chavita de grupo prefabricado pop con varias operaciones fallidas.

Muchos de nosotros hemos tenido la oportunidad de ir a La Isla de las Muñecas, aterrador pasaje en las inmediaciones de Xochimilco donde “dicen que espantan”… como en todo México. Nomás vemos algo tétrico y claro, le embutimos una historia de fantasmas. Pero en este lugar sí pasó algo: Los cronistas oficiales cuentan que se ahogó una joven y que Julián Santa Ana Barrera, lugareño, se protegía del alma en pena de la desdichada con las muñecas reconstruidas, sin embargo, la versión romántica indica que el mismo Julián fue “plantado” en la iglesia el día de su boda y que se desquició sin remedio. Desde entonces se dedicó a hacerle un altar a su siempre amada con muñecas.

Lo que es notorio a partir de la imagen es que la cara y el cuerpo no pertenecen (me acordé de Adela Micha no sé porqué), pero lo verdaderamente inquietante es que las manitas que le puso Julián a esta obra son las de una estatua de iglesia. Fíjense como están en posición de rezo o plegaria. Chale.

Para rematar, las “niñas de plástico” se encuentran colgadas de varios árboles, lo que nos obliga a recordar los carboncillos de Doré representando al infierno de Dante, o bien, un ajuste de cuentas entre narcos de Guerrero.

Quizás Mattel ya piensa en la versión Barbie Ahorcada, pero esa… es otra historia.

lunes, 4 de octubre de 2010

"Acá te espero, amigo"

Todos los animales, insectos y cosas vivas me caen bien nomás por serlo; está en mi naturaleza, por eso me repatea el comportamiento de algunos dueños.

El “amo” de este perro se luce en la calle con su ejemplar canino, lo pasea para hacerlo encajar en su estilo de vida, pero… ¿no es mejor que se compre un reloj caro, un auto trendy o un loft en barrio lindo? ¿Qué necesidad había de adiestrar a una mascota para que la gente diga “Uy, qué buen tipo: No nada más tiene un perro ‘bien’, sino que lo hace obediente”?

El pobre Leónidas –pónganle el nombre que quieran- esperó quietito a la entrada de Reforma 222 hasta que su petulante dueño salió del cine, hizo shopping y se reventó un helado de yogurt dietético. El perrillo imaginaba un par de caricias en el camino de regreso a casa antes de ser aventado, como todos los días, al balconcito de dos metros cuadrados. En ese espacio tendrá que defecar, correr, dormir, ladrar, cuidar y esperar pacientemente a que llegue su patrón de la chamba para que le aviente su bandeja de 300 gramos de croquetas gurmetosas.

En fin, que la relación amo-esclavo nunca dejará de ser así: Unos dan y otros toman, unos deciden y otros obedecen, unos esperan y otros son esperados. Pinche Hegel, cuánta razón tenía en su Fenomenología del Espíritu.