OK, los antros cierran tarde y un muerto ya no tiene que preocuparse por el chupómetro, la congestión alcohólica o la desvelada, pero me parece vergonzoso que en algunos cementerios dejen salir a los difuntos a mediodía. Parece reclusorio de Durango.
Esta foto fue del Cementerio Inglés de Real del Monte, cerca de Pachuca, y es la mejor prueba de que la mercadotecnia en “punto de venta” funciona: Méndigo susto nomás al ver la cripta abierta, sin mencionar la neblina de 50 metros, el silbido innatural del viento y los árboles que crujían más que un Dorito Nacho. Ah, y el gato negro que brincó encima de la tumba del Arlequín, supuesto personaje irlandés (católico) que es el fantasma local porque ni muerto se amolda al protestantismo bretón.
Vale la pena notar que la piedra está cubierta de musgo, salvo en la parte en la que el muertito puso su mano para empujar el megalito para salir. Chale, otra vez voy a tener pesadillas.
¿Por qué nos aferramos a la idea de que el cadáver inerte se levanta por las noches y que el alma de nuestros difuntos vaga lóbrega, nos cuida de los inspectores de Hacienda o se mete en el cuerpo de otra persona, casi siempre atractiva y musculosa?
Mercadotecnia, maldita mercadotecnia.
Yo me quedo con la convicción de que la muerte es terminal, como lo es un reloj al que se le termina la pila. Así nomás, se queda quietito y no molesta a nadie.
¿Cuándo volvemos para hacer "Vacaciones del terror" versión 2010?
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