martes, 10 de mayo de 2011

Estergüei tu jeven


Dijeron que “para subir al cielo se necesita un poco de gracia”, pero nunca nos avisaron que era gracia divina. Acá, en una iglesia del DF y muy a la mexicana, se armaron su escalera pirata para llegar hasta los dioses sin tantas complicaciones, diezmos ni trámites burocráticos.
Este artefacto es a prueba de aerófobos, pues ningún alma terrenal tiene permitido llegar allá con el espíritu repleto de pecados. Es imposible treparla en estado etílico o post etílico, no hay puesto de chilaquilitos a medio camino; el ascenso se gana con la virtud y los impíos estamos condenados a vivir a ras de suelo.
Lo primero que tendría que calcular aquel que busque la salvación es si la escalerita resiste, porque si el chiste es llegar de madrazo –literal- a las inmediaciones celestiales, vaya y pase, pero ¿si el entramado se desmamona a media ascensión y el cuerpo resiste? El puritano que valiente intenta la salvación quedará en estado vegetal y no podrá entregar su alma al creador.
Los caminos de la fe son misteriosos. Unos purgan una vida tanto de abstinencia como de sacrificio, otros simplemente arman su empalizada y trepan de noche diablito de por medio. Quizá esta vía de purificación sea exclusiva de vendedores ambulantes, paracaidistas de suburbios e inmigrantes.
Dios los tenga en su Santa Gloria y no los deje caer en tentación… No los deje caer, simplemente.

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