martes, 3 de mayo de 2011

¿Crema depiladora? ¿Para qué?


Los vellos. Extraña fascinación para algunos, extrema incomodidad para otros.
Este ojón ejemplar de avestruz, digna representante del hembraje, presenta un atractivo pelambre alrededor de ojos, nariz, boca, cuello, esternocleidomastoideo y en el coco; efecto que parece enloquecer a los machos de la especie. Es una “hembra Alfa” que, a juzgar por su actitud, porta su pinta con soberbia. Sus ojos en el horizonte como diciendo “nadie me merece”, patas largas y bien torneadas, plumaje en gama de grises y rodillas que se doblan hacia atrás con una perfección de ingeniería que sólo la naturaleza ofrece –porque la foto no-.
¿Se han fijado que los avestruces parecen estar siempre de malas? Es parte de su seriedad coqueta; sus pestañotas engañan con un doble discurso tipo “no soy fácil, pero hazle el intento”. Paran el piquito como esperando un beso, sin embargo, la mayoría de los machos que se le apersonan se llevan una trompada y tres aleteos agresivos que los invitan amablemente a irse a la chingada.
Lo mejor de todo es que, en zoológicos como Zacango, en Toluca, estos animales se ganan el corazón de la gente porque, a diferencia de otros, salen a caminar sin tapujos. Los osos duermen todo el día, los felinos se esconden de la mirada del visitante, los chimpancés escupen y mean a discreción… pero los avestruces muestran su fealdad con orgullo. Mucho tendríamos que aprenderles.

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