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No puede haber imagen más cliché entre canes: Una French “tirándole el perro” a un Bull Dog. Ella, en su decente e inocente naturaleza, ignora que su pretendido es pedorro, se lame el trasero a discreción y mueve su cuerpecito como hipopótamo con calambres.
Es una bella analogía de muchas relaciones entre seres humanos en las que ellas son delicadas, se perfuman y arreglan para nosotros ¿y qué obtienen? A un papanatas (perro u hombre) sin pudor ni estilo, una raza (de perro u hombre) que busca en la vida satisfactores inmediatos, como puede ser un pedo espontáneo, mismo que parece haberse tirado recién el can de la foto.
Si se fijan bien, notarán en la perrita una actitud coqueta casi frívola: Ella se recarga en la pared para mostrar una figura delineada y llamar la atención del prospecto, mientras él parece estar imaginando su plato de arroz con sobras del día anterior que su amo, amorosamente, le endilgará al volver a casa después de un paseo perruno no solicitado.
No pude evitar recordar el comercial de Bridgestone, ¿te acuerdas? Nada más te faltó el labrador a lo lejos con cara de tristeza... O en su defecto a "La dama y al vagabundo" que me recuerda a los dos, obvio yo la dama, jaja!
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