martes, 29 de marzo de 2011

León con hueva

Las esculturas de leones se ponen a la entrada de los castillos para mostrar gallardía, bravura, coraje y linaje, ¿cierto? Digo, porque si se piensa en colocarlas para mostrar la estética animal o la biodiversidad de una región, entonces habría lugar para jirafas, topos de nariz rosada, conejitos y mandriles tanto en mansiones como en escudos heráldicos.

Entonces… ¿qué intentó el decorador de interiores del Castillo de Chapultepec? Este mármol se halla a la derecha de la escalera principal y, como podemos imaginar, la reacción natural de quien se topara con ella jamás sería de miedo, admiración o exaltación. Este felino proyecta una hueva magna, ah, pero eso sí, como está esculpido en piedra marmórea, no es una hueva cualquiera, sino caviar. Hueva fina.

Se me ocurre: Si ponemos leones en receso de mediodía, ¿por qué no alzar estatuas de Pancho Villa echando una meada? Los coyotes de Coyoacán podrían estar mordiendo un hueso de carnaza y Las Cibeles podrían mostrarse más retozonas; jugando voleibol playero, digamos.

Además, la melena del animalito en cuestión es parecida a la de Bon Jovi o a la de Niurka en show de medianoche, ¿dónde quedó la dignidad?

A unos metros de las escaleras citadas se localiza el punto desde donde saltó Juan Escutia envuelto en la bandera mexicana- dice la historia-. No quiero imaginar lo que sintió nuestro Niño Héroe cuando, al despedirse de su amada patria, lo último que pudo haber visto es a un león con cara de empleado de gobierno crudo un domingo a mediodía y viendo el fut chela en mano.

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