viernes, 31 de diciembre de 2010

Hasta las botargas se deprimen

Las épocas decembrinas tienen un efecto emocional extraño en muchas personas… y en algunas botargas. La imagen es elocuente: Algo no está funcionando en la industria de los helados de yogurt, por lo que este personaje se encuentra al borde de la desesperación.

Se recarga en una pared, justo en la esquinita, como buscando refugio y apoyo; sus deditos nos hacen pensar que reflexiona, que busca en sus adentros la fuerza de la lactosa o la vuelta al origen: La Madre Vaca.

La escena es conmovedora, quizás llevar a cuestas una mezcla obscena de zarzamoras, duraznos y blueberries en un mar de yogurt no es lo que esta botarga esperaba de la vida, es posible que su deseo en la vida fuera ser El Filifanántico –mascota de los Phillies de Filadelfia-, el amoratado Barney o cuando menos un Doctor Simi.

La suerte no siempre nos sonríe, los que sí parecen estar sonriendo son los tipos sentados en la mesa, a los que no les afecta la evidente desgracia de un vaso de yogurt de dos metros. Algunos quisimos acercarnos a darle ánimo, pero ¿qué se le dice a un postre cubierto de frutas? ¿Cómo se le reconforta a una botarga? Lo más que podemos es desearle un mejor año.

1 comentario:

  1. Tiernísima la foto, pero no se compara con haberla visto en vivo a todo color. Yo creo que sufre el heladito porque todos prefieren ir a los tacos de al lado que ser o comer un rico fermentado bacteriano lácteo...

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